Modelos mentales y su impacto en la interacción con cartas digitales
Uno de los desafíos más grandes del diseño no es la estética ni la tecnología. Es lograr que lo que construimos tenga sentido para las personas que lo usan. Y ahí es donde entran los modelos mentales: las representaciones internas que tenemos del mundo y de cómo deberían funcionar las cosas.
Cuando una persona se sienta en una mesa, escanea un QR y abre una carta digital, ya trae consigo una serie de expectativas. No está empezando de cero. Y si no diseñamos pensando en eso, lo más probable es que esa experiencia se sienta incómoda, torpe o directamente frustrante.
¿Qué son los modelos mentales?
La psicología cognitiva define a los modelos mentales como las construcciones que usamos para entender cómo funcionan los sistemas. Son mapas internos que nos permiten anticipar resultados y tomar decisiones. Son el motivo por el cual sabemos que un botón sirve para hacer clic, o que una “X” en una esquina cierra una ventana.
En diseño UX, reconocer estos modelos mentales es fundamental. Porque diseñar sin tenerlos en cuenta es como hablarle a alguien en un idioma que no entiende.
El caso de las cartas digitales
Las cartas físicas tradicionales han construido durante décadas un modelo mental claro: primero entrantes, luego principales, bebidas al final, precios alineados a la derecha. No es casual, es cultura visual.
Cuando pasamos a lo digital, hay un margen de innovación… pero también un límite: el de lo que el usuario espera encontrar. Si rompemos demasiado con ese modelo mental, podemos perderlo en el camino.
Un ejemplo común: los sliders automáticos con platos destacados. En papel no existe tal cosa, y para muchos usuarios puede parecer que los platos “desaparecen”. O el uso excesivo de íconos sin etiquetas. O esconder los precios detrás de clics innecesarios. Todo eso rompe el modelo mental y añade fricción.
Diseño alineado a la expectativa
La clave está en diseñar desde el punto de vista del usuario. ¿Qué espera ver? ¿En qué orden? ¿Con qué palabras? No se trata de copiar lo viejo, sino de respetar la lógica que ya funciona, y construir sobre ella.
La innovación tiene más sentido cuando se apoya en lo familiar. La buena carta digital no es la más llamativa: es la que el usuario puede usar sin pensar demasiado.
Conclusión: diseñar con la mente, no solo con la mano
Al final, los modelos mentales nos recuerdan que el diseño no empieza en la pantalla. Empieza en la cabeza del usuario. Y si no estamos dispuestos a conocer esa cabeza, difícilmente podamos crear algo que realmente funcione.
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